lunes, 25 de junio de 2007

Economía de los trabajadores: Autogestión y Distribución de la Riqueza

Primer Encuentro Internacional de Debate: Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. 25 de Mayo 217 Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

Jornadas: 19 al 21 de julio de 2007

Las luchas de los trabajadores, en sus diferentes variantes (sindicales, autogestionarias, movimientos rurales, movimientos de desocupados, etc.) han resurgido con fuerza en la última década luego de la hegemonía de la globalización neoliberal que se impuso en el mundo, con pretensiones absolutas, después de la debacle del así llamado socialismo real.

Sin embargo, las antiguas herramientas y estrategias de lucha (los partidos clasistas y los sindicatos tradicionales, entre otras) han demostrado ser, por lo menos, insuficientes. Antiguas discusiones y marcos ideológicos han entrado en crisis, las ideas fuerza acerca del funcionamiento del sistema capitalista mundial no lograron explicar a tiempo (y mucho menos predecir) los cambios en él operados en el curso de las últimas décadas y las luchas populares han debido adoptar nuevos caminos sin tener un horizonte claro como fin último.

Deambulando entre estas situaciones y debates teórico-ideológicos, los trabajadores han ido generando en los hechos una vía alterna entre la inacción y la resignación y la lucha por el poder político total. Arrastrados por situaciones críticas que el capitalismo neoliberal provoca permanentemente, han pasado como consecuencia inmediata de sus luchas y resistencias a la gestión de porciones de la economía y la producción en medio del océano capitalista. En otros países, la conquista del gobierno y el manejo del aparato estatal llevaron, más temprano que tarde, a plantearse como herramienta el poder de la organización de las bases trabajadoras en la gestión de la economía y como fuerza de importancia decisiva para el control de los resortes económicos estratégicos de una sociedad.

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miércoles, 20 de junio de 2007

TranSantiago, reflexiones de un santiaguino de a pié

Como notarán en mis antecedentes de usuario sale "Ingeniero blablablá en Transporte". Mientras TranSantiago viene saliendo en TV todos los días, al menos, desde Enero de este año, yo vengo escuchando del tema desde 2004, en todos los cursos de especialidad. No tengo claro cuál de "todos los TranSantiago" (como dice Germán Correa) fue el que conocí en primera instancia, pero sí tenía claro lo que en teoría significaba las ventajas del sistema nuevo versus las micros amarillas.

La teoría, que se corroboraba en implementación de sistemas similares en otros países (no solo Colombia, sino países de Europa y Asia), dice que para la sociedad es mejor (o más óptimo en términos de visión de costos marginales o costos para la sociedad) eliminar los recorridos que tenían trayectos comunes, con el fin de eliminar externalidades negativas como congestión (y consiguientemente mayores tiempos de viaje por los tacos), contaminación ambiental y acústica; además de la ventaja que significaba para la autoridad tener grandes empresarios con los cuales negociar en lugar de miles de microempresarios, el saneamiento de los ingresos al sistema que serían manejados por un ente financiero (AFT), y una mayor información para el usuario quien podría saber que los recorridos pasarían con una frecuencia estable. Todo esto sobre la base que el sistema que al usuario el pasaje no le saldría más caro que lo que salía en promedio en el sistema antiguo.

¿Y cuál fue el problema? En realidad, hubo varios problemas. Espero poder explicarlos con claridad.

Muchos culpan a "los técnicos que toman decisiones entre 4 paredes". Sí, pero no. Los primeros TranSantiago (que no llegaron a aplicarse) ocuparon las herramientas más avanzadas en el ámbito del transporte para diseñar y evaluar el sistema. Así fue que el proyecto fue sometido a evaluación social, estudio efectuado por la prestigiosa consultora Fernández y De Cea, y que fue categórica: el sistema era socialmente rentable. Y el diseño no era demasiado complicado: ocupando el metro como eje estructurante, lo que se hizo fue establecer recorridos troncales en las principales avenidas, y los alimentadores fueron determinados en base a los antiguos recorridos de las micros amarillas. Para atacar la demanda, se hizo lo mejor que se pudo, que fue hacer proyecciones en base a la encuesta Origen – Destino Santiago 2001.

Lo más cuestionable del diseño fue que no se pudo considerar apropiadamente los tiempos de detención en paraderos de las micros, puesto que en la metodología de SECTRA lo que se consideraba era, en forma conjunta, el tiempo de espera más el tiempo de detención del bus. Para quienes ocupamos a diario el sistema, la principal diferencia que notamos es que los buses cada vez que se detienen están parados más tiempo que antes, debido a que la gente que aborda el bus es mayor que en el sistema antiguo en que las personas esperaban distintos recorridos; y además notamos que los buses paran más veces, puesto que en el sistema antiguo los buses no tenían para qué parar en todos los paraderos, pero ahora, por ser recorrido único, la demanda es mayor y se distribuye en más paraderos. Tampoco se pudo evaluar el desagrado que significaba para la gente tener que hacer trasbordos, ni el aumento en los tiempos de espera.

El segundo punto se refiere a la construcción de los contratos mismos. Y acá me detendré un instante. Muchos han argumentado que nadie conocía los contratos ni las bases que se ofrecían a las empresas que operarían los distintos ámbitos de TranSantiago. Personalmente puedo aportar que las bases eran públicas, durante 2004 las bases estaban disponibles para ser descargadas gratuitamente desde el sitio corporativo de TranSantiago. Hubo también seminarios acerca de TranSantiago, a cargo del estado, en la cual se trataba de invitar a los empresarios a participar del proyecto, pero que eran de acceso público. En este ámbito, creo que por años el tema no fue cuidadosamente tratado ni revisado con detención, puesto que "no era tema". A propósito, invitarlos a leer el artículo Manoséame, TranSantiago.

En cuanto a los contratos, hay muchas críticas a su construcción. Pero no es casual. Durante la semana, el senador socialista Carlos Ominami dijo que "TranSantiago es fruto de lo peor del neoliberalismo y del socialismo: lo peor del neoliberalismo se refleja en que este sistema ha puesto por delante la generación de utilidades a toda prueba para los operadores privados; mientras lo peor del socialismo queda demostrado en los ingresos garantizados donde el mercado no funciona". No me meteré en la discusión de qué es neoliberalismo y socialismo ni si la frase tiene real base ideológica o no, pero sí refleja lo que pasó. El diseño de TranSantiago fue modificado muchas veces, pero una de las principales acusaciones a cargo de especialistas de transporte es que se puso el precio del pasaje por delante del correcto funcionamiento de éste.

Se pidió diseñar el sistema en función que el pasaje no pasara los $380, precio menor al costo promedio por usuario que había en el sistema antiguo. Microeconómicamente podía resultar extraño obligar una situación de equilibrio de sistema a un precio menor que en el equilibrio de usuario sin aplicar/pagar un "impuesto" para internalizar los costos marginales en lugar del costo medio, y que se esperara que el equilibrio de sistema se diera de forma privada. Cabe destacar que en la mayoría de los países donde sí funcionan sistemas símiles a TranSantiago, estos están fuertemente subsidiados por el estado. Finalmente, esta sujeción del diseño a la tarifa provocó que se abarataran costos de forma de hacerlo funcionar con menores recursos. Total, los recursos que le llegaban a los operadores solo dependían de la demanda referencial, y no de retorno sobre la inversión. El último diseño fue nuevamente evaluado socialmente por la consultora Fernández y De Cea, quienes anticiparon el desastre que finalmente sobrevino.

En cuanto a la inversión en infraestructura que debía realizarse para que el sistema funcionara apropiadamente. Un plan como TranSantiago va de la mano con la consideración de intentar de desincentivar el uso del transporte privado y aumentar la proporción de viajes realizados en transporte público, que es entre 10 y 15 veces más eficiente que su símil privado. Para ello era necesario que antes de la entrada en vigencia del plan, estuviera lista una red de vías segregadas exclusivas para buses, para que los autos se vieran sometidos a congestión y que ésta no afectara al transporte público. También era necesario que estuvieran listos los nuevos paraderos, en lo posible con pago en el paradero y no en el bus para disminuir los tiempos de detención de éstos.

Para ello se necesitaba una inversión de US$200 millones. No se invirtieron. A cambio, se invirtieron más de US$2.000 millones en construir autopistas urbanas, que no hacen más que incentivar el uso del automóvil, y con ello, crear situaciones de contaminación y congestión que afectan a todos quienes se movilizan por la capital. Es decir, se hizo todo al revés. No habiendo datos, se puede advertir que el uso del transporte público ha retrocedido frente a la proporción de usuarios que actualmente están ocupando el auto, haciendo que se generen mayores costos para la sociedad. ¿Esto en que se ve concretamente? La infraestructura vial que antes ocupaban las micros, ahora la ocupan automóviles. Los buses de TranSantiago también se ven afectados por esta congestión. Y no por nada los niveles de contaminación ambiental han aumentado drásticamente en lo que va del año.

Por último, vemos que meses después del comienzo del plan, no todos los insumos tecnológicos se encuentran funcionando. El funcionamiento de los operadores fue paupérrimo durante meses y recién 4 meses después tienen incentivo para mejorar. El administrador financiero contrató los servicios de un proveedor tecnológico cuestionado en otros países (Sonda) que además todo indica que copió el sistema de pago a otro proveedor. En todos estos casos, el estado ha tenido manga ancha y ha depositado el buen funcionamiento del sistema en la buena voluntad de las empresas que hacen "funcionar" TranSantiago, algo que a vista de toda la sociedad, no ha sido eficaz ni eficiente.

Quedan reflexiones por hacer referentes a que los sistemas solo funcionan bien bajo administración privada: acá tenemos la demostración empírica que no es así. Pero tampoco se le puede cargar la mano sólo a ellos, puesto que el estado tuvo errores garrafales al querer renunciar a tener un rol más activo que en otros países ha demostrado ser necesario y muy eficiente.

martes, 19 de junio de 2007

Coca + tintano con durazno sequito


Para presentarles a Joteconhuesillo, agrupación musical forjada en lo que fue mi curso en el colegio (hace algunos años atras ya).




El próximo lunes 25 de junio se presentarán en vivo en la final mensual del concurso de bandas garage music (www.garagemusic.cl) [que sale a traves de radio 40 principales y RED TV], a partir de las 18:30 hrs, en La Batuta. [El lunes recién pasado ganaron la final semanal superando a Camaro y Los pipeños]. La entrada es gratuita.

Para escuchar los singles y conocer alguna información del grupo, les EXIJO que visiten el myspace del grupo:
http://www.myspace.com/joteconhuesillo

lunes, 11 de junio de 2007

¿Qué pasó con la sustentabilidad y la participación?

Escrito por Patricio Herman y Jorge Cisternas

Viernes, 01 de junio de 2007

Reconocemos que nos agradó el desbordante desplante y la simpatía de la presidenta Michelle Bachelet en su mensaje del 21 de mayo pasado, y particularmente los anuncios relacionados con la política social y el mejoramiento de las condiciones de funcionamiento para las pymes, pero no deja de extrañarnos que la manifiesta y declarada opción de la presidenta, con un desarrollo ambientalmente sustentable con la participación ciudadana en la definición de las políticas públicas, no se aterrice con compromisos concretos, preocupación central de nuestra agrupación ciudadana.

"Un Chile productivo es un Chile sustentable, porque no hay dilema que resolver entre crecimiento y medio ambiente. Y es que los valores de una cultura ambiental llegaron para quedarse. Esa es mi convicción y actuaré en consecuencia", señaló la presidenta.

Sin embargo las únicas concreciones que hace en su cuenta, se refieren a : 1) la diversificación de la matriz energética mediante el desarrollo de fuentes renovables y 2) la institución del ministerio del Medio Ambiente y la nueva superintendencia del Medio Ambiente, algo elemental con relación a la ciudad. Nada de ordenamiento del territorio y regulación del uso y usufructo de sus recursos (urbano, suelo silvoagropecuario, hidrológicos y oceánicos, subsuelo, etc). Nada de regulación de las empresas y mercados relacionados con la explotación del territorio y sus recursos.

En participación ciudadana, solo el anuncio de la elección directa de los consejeros regionales, lo que no deja de ser significativo para la democratización de nuestras débiles instituciones. "Tengo claro que lo que vamos a hacer de aquí al año 2.010. Completaremos las cuatro transformaciones que planteé desde este mismo podio un año atrás: en educación, pensiones, emprendimiento e innovación y vivienda y más calidad de vida en las ciudades", expresó la presidenta a continuación del preámbulo en que se refirió con franqueza al bodrio del TranSantiago y los logros de los gobiernos de la Concertación.

Posteriormente dio cuenta de las realizaciones, desafíos y compromisos en estas transformaciones y cuando llega a "más calidad de vida en las ciudades", manifestó: "El 21 de Mayo pasado anuncié que una de las grandes transformaciones que hará mi gobierno sería el mejoramiento de la calidad de vida en la ciudad. Para algunos fue sorpresa, puesto que el tema ciudad nunca había se había presentado como prioridad de agenda pública".

Pero, después de referirse a vivienda, dándole importancia al urbanismo, solo da cuenta del programa de mejoramiento de 200 barrios en todo el país, los subsidios de localización y los convenios de programación centrados en infraestructura urbana, para los cuales se ha destinado un fondo de 100 millones de dólares, solo en regiones, con cargo al cual, suponemos que se financiará el Plan Maestro de Aguas Lluvias de Punta Arenas y las obras de recuperación del borde costero de Puerto Natales, Porvenir y Puerto Williams, a las cuales se refiere en la cuenta.

En base a lo anterior, observamos que no solo se restringe el espacio para las demandas urbano-ambientales que estaban pendientes, sino que también, quedan en el aire, diversas iniciativas que habían emprendido las autoridades de este gobierno, concretamente, el ordenamiento territorial en base al enfoque de cuencas, impulsado por los ministros de Medio Ambiente y Agricultura y el desarrollo del sistema de planificación y evaluación ambiental estratégica impulsado también por la ministra sectorial.

En lo que podemos denominar temas institucionales transversales, es decir que atraviesan a las diversas reparticiones del Estado, y por lo tanto también el ámbito urbano ambiental, que es lo que nos motiva, vemos que no hay nada en materia de desarrollo de mecanismos de participación ciudadana y fortalecimiento de sus organizaciones, de reforma de la administración pública, de desarrollo de los sistemas de planificación y regulación, ni de desarrollo de garantías o mecanismos de protección con relación a los derechos ciudadanos.

En materia de descentralización, solo se plantean aspectos de presupuestos de gastos. Sí hay compromisos interesantes en materia de transparencia y control de la probidad, pero tal como lo hemos señalado, no es mucho lo que le sirve la aparente transparencia informativa a la ciudadanía, en la medida de que sus organizaciones no cuenten con mecanismos de financiamiento para procesar técnicamente la información y poder utilizarla y que tampoco cuente con acceso a los medios de comunicación controlados por algunos grupos de poder que guían a la opinión pública del país.

Opacadas por los problemas afectivo-sexuales de "las minas y las reinas de Chile" -Marlenes, Cecilias, Lulis y otras- las únicas reacciones ante la cuenta presidencial que han tenido cobertura en la prensa escrita y TV, han sido las comprensiblemente obsecuentes de los representantes de los partidos de la Concertación y la de los representantes de la única oposición que tiene posibilidades de expresión, la que hace la Alianza por Chile, quienes solo se han remitido a sus típicos y gastados lugares comunes y naturalmente, las de la élite empresarial y sus especialistas en pronósticos numéricos. Ninguno de ellos, se ha referido a los problemas de fondo que le preocupan a la ciudadanía.

Quisiéramos pensar, que por la hipótesis comunicacional asumida en el mensaje presidencial, no se logró reflejar el medio vaso lleno en las materias que tienen los ciudadanos en orden a participar activamente en el desarrollo sustentable de nuestro país. Ello hace necesario que las autoridades del Ejecutivo aclaren y precisen la agenda gubernamental en los temas de medio ambiente, urbanismo y participación ciudadana, al menos en los mismos términos que lo han hecho en los temas de educación, protección social y fortalecimiento de las pymes. También sería conveniente, que el líder de la oposición oficial, aclare si su coalición política está dispuesta a asumir en serio los desafíos de un desarrollo sustentable, o de lo contrario, su colorido espectáculo con Al Gore, quedará como un mero evento de publicidad indebida, por no decir engañosa.

Para terminar, nos referimos a lo que está aconteciendo con la lluvia, ya que son interesantes los llamados que le hacen a San Isidro el ministro Cortázar y la intendenta Delpiano. Mientras el primero ruega porque no llueva para no deteriorar más todavía la utilización del Transantiago, la segunda clama al cielo con el fin de que lleguen las aguas lluvias que mejorarán, aunque sea por poco tiempo, la calidad del aire capitalino. Ambas contrarias peticiones a la naturaleza son producto de la impericia para abordar las políticas públicas del transporte colectivo y falta de voluntad para tomar medidas efectivas orientadas a combatir la lacra de la contaminación atmosférica.

Agrupación "Defendamos la Ciudad"

domingo, 10 de junio de 2007

Iglesia y distribución del ingreso

No soy sociólogo, cientista político ni historiador. Pero queria plasmar un comentario respecto a las cifras que he escuchado esta semana, primero respecto a lo que fue la reunion de obixpos católicos que hubo en Brasil, y las ultimas cifras de pobreza en Chile.

Tuve la oportunidad de escuchar a Benito Baranda, director social del Hogar de Cristo, a quien le consultaron sobre desafios en cuanto distribución del ingreso en latinoamérica. Aportó dos datos que son, a lo menos, preocupantes:

- Latinoamérica es el continente con más católicos del mundo (y porcentualmente, es un continente católico). Además, es el continente con peores índices de distribución del ingreso. Puso como ejemplo el caso de Brasil, el país con mayor cantidad de católicos, es a su vez el país con mayor desigualdad en distribución del ingreso.

- En cuanto a Chile se refiere, el 70 por ciento de la población tiene una alta vulnerabilidad al percibir un ingreso por debajo del promedio, lo que significa que al perder su fuente laboral cae bruscamente en la pobreza (según datos de MIDEPLAN). Benito Baranda, además, dijo que del 20% más rico del país, el 80% era católico.

O sea, hay algo mal. Si uno revisa la historia para atrás, se puede encontrar a la Iglesia desde defendiendo el sistema feudal hasta condenando la mala distribución del ingreso. Pero una cosa son las declaraciones y otra es la cultura influida por el catolicismo.

En la literatura uno puede encontrar posiciones que atribuyen el desarrollo de las actuales potencias a que tuvieron una menor influencia cultural de parte de la Iglesia católica. En particular, el caso de la influencia post-reformista de luteranos y calvinistas en Europa (obviamente exceptuando el caso de españoles y portugueses), y, en menor medida, de anglicanos en Inglaterra y EEUU. Eso se contrapone lo que fue la contra reforma de la Iglesia y la justificación de absolutismos monárquicos.

No quiero meterme demasiado en la parte histórica (no la manejo bien ni la conozco en profundidad), ni tampoco en la política institucional de la Iglesia a lo largo de la historia. Solo quisiera concentrarme en la parte netamente cultural heredada por el continente desde el catolicismo. Solo quisiera expresar una pequeña hipótesis, fundada en lo que sale de los medios de comunicación. Al parecer la Iglesia se encuentra actuando en dos frentes en cuanto a sociedad respecta. La primera, en una lucha cultural por tratar de poner sobre el tapete (y también sobre la sociedad en su conjunto) lo que son sus puntos de vista en cuanto a temas valóricos. Y el segundo, a través de fundaciones de caridad, tratando de dar una vida un tanto más digna a los más pobres del país, lo que sin duda es necesario, pero estéril a la hora de apostar por una menor desigualdad.

Explico. El fondo está en el objetivo. Solo se aspira a que los más pobres, dentro de su estado, puedan tener un pasar menos indigno a partir de la caridad del resto. Pero esto intrínsecamente depende de que quienes desempeñan el rol de donantes tengan un excelente pasar para que estén en condiciones de donar más cosas. Es la política del chorreo: si los más ricos ganan más, en algún momento esa riqueza tendrá que empezar a llegar a la gente de menores ingresos. Pero, al parecer, el modelo neoliberal es un mal complemento para dicho razonamiento, puesto que, al pensar en la mayor acaparación individual, dicho chorreo es solo teórico.

Luego, se llega a la siguiente encrucijada: ¿vale realmente sacrificar la dignidad de los más pobres (mediante anulación de sueldos mínimos y condiciones laborales dignas) en pos de un nivel de producción más óptimo, que signifique mayor ingreso ilimitado para los dueños de las empresas? ¿Qué definición tendrían que tomar los católicos en dicho dilema?



pd: Sé que no puedo meter a todos los católicos en el mismo saco, sólo me refiero a lo que sale más a través de los medios.

sábado, 9 de junio de 2007

Habrá que adivinar mentiras

Habiendo tantos temas que definen este espacio virtual, la primera impresión que plasmaré es sobre el momento actual nacional. No quiero hacer un diagnóstico del momento político y social actual, para eso no soy tan bueno (tal vez por mi sesgo numérico-ingenieril)... sólo depositar impresiones de lo que es la vida común y corriente de un santiaguino de a pié.

A quienes dicen que Chile es un país chato... le encuentro algo de razón, en particular haciendo el absurdo de reducir Chile a Santiago. Y motivos no faltan.

Sí, TranSantiago funciona mal, muy mal. Tenemos que esperar mucho tiempo en paraderos, viajar más apretados que en el metro, la gente reclama, vocifera, se pelea, en general anda mas estresada porque duerme menos al tener mayor incerteza. Lo triste es que aun así, funciona mejor que el sistema de las odiadas y queridas “micros amarillas”. A pesar de los buses nuevos, vamos más incómodos... pero si uno lo sabe ocupar bien, el costo de transporte puede bajar, al igual que los tiempos de viaje.

Todos vivimos en permanente pequeña depresión por lo que al futuro respecta. Y además vivimos resignados ante las distintas injusticias que vivenciamos. Cuando ingrese al mundo laboral, por ser joven boletearé, tendré sobrecarga de trabajo y bajos salarios. Cuando jubilemos, las pensiones serán marginales. Cuando nos enfermemos, perderemos buena parte de todos nuestros ahorros. En un par de meses o años, seguramente habrá una autopista que pase cerca de mi casa, que barra con las pocas áreas verdes que van quedando, y en el barrio que (segregado) quede, se instalarán varios edificios que terminarán con mi relativa privacidad. Es el progreso, al modo mercantilista.

Al parecer las grandes corporaciones tienen derecho a cagarse al resto. ¿Por qué Celco, en vez de obligarla a tratar sus desechos, le ofrecen un ducto al mar? ¿Por qué su filial puede contaminar el rio Mataquito, y las instancias ambientales no los clausuran por tener ductos ilegales?

¿Por qué las grandes inmobiliarias pueden llegar y traspasar impunemente todas las limitaciones de altura, y de paso terminar con la vida de barrios completos? ¿Por qué las empresas que hacen viviendas sociales entregan las obras sin terminar y no tener sanción? ¿Por qué el MOP insiste en hacer autopistas urbanas en barrios residenciales e incentivar (aun mas) el uso del automóvil? ¿Por qué las empresas forestales que explotan a sus trabajadores tienen como guardias privados a los carabineros, quienes asesinan impunemente a quienes luchan por garantías laborales mínimas?... al fin y al cabo, ¿por qué esas empresas tienen tantas garantías?, y a quienes no perjudicamos al resto, ¿no hay nadie que nos proteja? Lo más paradójico, es que a pesar de todos estos abusos, se ha acuñado el término de "responsabilidad social de la empresa", la cual vendría a ser la solución de dichas injusticias.

¿Por qué, siendo que somos de las ciudades más modernas, tenemos tantas angustias? Otros países menos desarrollados (pero con culturas urbanas distintas), ¿tendrán esas preocupaciones?, y de tenerlas, ¿vivirán pensando en las preocupaciones que tenemos nosotros? Como para meditarlo.