sábado, 9 de junio de 2007

Habrá que adivinar mentiras

Habiendo tantos temas que definen este espacio virtual, la primera impresión que plasmaré es sobre el momento actual nacional. No quiero hacer un diagnóstico del momento político y social actual, para eso no soy tan bueno (tal vez por mi sesgo numérico-ingenieril)... sólo depositar impresiones de lo que es la vida común y corriente de un santiaguino de a pié.

A quienes dicen que Chile es un país chato... le encuentro algo de razón, en particular haciendo el absurdo de reducir Chile a Santiago. Y motivos no faltan.

Sí, TranSantiago funciona mal, muy mal. Tenemos que esperar mucho tiempo en paraderos, viajar más apretados que en el metro, la gente reclama, vocifera, se pelea, en general anda mas estresada porque duerme menos al tener mayor incerteza. Lo triste es que aun así, funciona mejor que el sistema de las odiadas y queridas “micros amarillas”. A pesar de los buses nuevos, vamos más incómodos... pero si uno lo sabe ocupar bien, el costo de transporte puede bajar, al igual que los tiempos de viaje.

Todos vivimos en permanente pequeña depresión por lo que al futuro respecta. Y además vivimos resignados ante las distintas injusticias que vivenciamos. Cuando ingrese al mundo laboral, por ser joven boletearé, tendré sobrecarga de trabajo y bajos salarios. Cuando jubilemos, las pensiones serán marginales. Cuando nos enfermemos, perderemos buena parte de todos nuestros ahorros. En un par de meses o años, seguramente habrá una autopista que pase cerca de mi casa, que barra con las pocas áreas verdes que van quedando, y en el barrio que (segregado) quede, se instalarán varios edificios que terminarán con mi relativa privacidad. Es el progreso, al modo mercantilista.

Al parecer las grandes corporaciones tienen derecho a cagarse al resto. ¿Por qué Celco, en vez de obligarla a tratar sus desechos, le ofrecen un ducto al mar? ¿Por qué su filial puede contaminar el rio Mataquito, y las instancias ambientales no los clausuran por tener ductos ilegales?

¿Por qué las grandes inmobiliarias pueden llegar y traspasar impunemente todas las limitaciones de altura, y de paso terminar con la vida de barrios completos? ¿Por qué las empresas que hacen viviendas sociales entregan las obras sin terminar y no tener sanción? ¿Por qué el MOP insiste en hacer autopistas urbanas en barrios residenciales e incentivar (aun mas) el uso del automóvil? ¿Por qué las empresas forestales que explotan a sus trabajadores tienen como guardias privados a los carabineros, quienes asesinan impunemente a quienes luchan por garantías laborales mínimas?... al fin y al cabo, ¿por qué esas empresas tienen tantas garantías?, y a quienes no perjudicamos al resto, ¿no hay nadie que nos proteja? Lo más paradójico, es que a pesar de todos estos abusos, se ha acuñado el término de "responsabilidad social de la empresa", la cual vendría a ser la solución de dichas injusticias.

¿Por qué, siendo que somos de las ciudades más modernas, tenemos tantas angustias? Otros países menos desarrollados (pero con culturas urbanas distintas), ¿tendrán esas preocupaciones?, y de tenerlas, ¿vivirán pensando en las preocupaciones que tenemos nosotros? Como para meditarlo.

No hay comentarios.: